El sábado 24 de junio/23, los jóvenes de Yo Doy el Primer Paso se unieron al emocionante evento del #ViajerosClubydp en la cascada más alta de Colombia, ubicada en Choachí, Cundinamarca “La Chorrera”. Esta aventura se convirtió en una oportunidad única para conectarse con otros jóvenes, disfrutar de la naturaleza, vibrar con alegría y superar los obstáculos cotidianos de la vida.
Yo Doy el Primer Paso es una familia comprometida con el crecimiento personal y el desarrollo de habilidades. Su objetivo principal es inspirar a los jóvenes a perseguir sus sueños, superar sus miedos y alcanzar su máximo potencial. Esta vez, se unieron al #ViajerosClubydp para sumergirse en una experiencia que prometía llenarlos de energía y renovación.
La cascada de Choachí “La Chorrera”, conocida por su magnificencia altura en caída libre y belleza, se convirtió en el escenario perfecto para este encuentro. Los jóvenes se encontraron en el punto de partida, donde se dieron la bienvenida y compartieron sus expectativas para el día. La emoción estaba en el aire mientras se preparaban para embarcarse en la caminata hacia la cascada. El sendero hacia la cascada les presentó desafíos, pero los jóvenes de Yo Doy el Primer Paso estaban dispuestos a enfrentarlos con determinación. Caminaron a través de exuberantes bosques, escuchando el murmullo del agua y respirando el aire fresco de la naturaleza. En cada paso, se alentaron mutuamente y encontraron fuerza en la compañía de sus compañeros de viaje. La llegada a la cascada fue una experiencia inolvidable. La majestuosidad del agua cayendo con fuerza desde lo alto de los acantilados despertó una sensación de asombro y admiración en los jóvenes. En ese momento, la conexión con la naturaleza se hizo tangible y vibrante. Se sumergieron en la frescura del entorno, permitiendo que la belleza natural los envolviera por completo. La cascada de “La Chorrera” también se convirtió en un espacio para la diversión y el desafío. Los jóvenes se aventuraron a adentrarse en las aguas heladas, mientras se animaron a escalar las rocas circundantes para obtener una vista panorámica del paisaje. Estos desafíos físicos representaron una metáfora de los obstáculos cotidianos que enfrentan en sus vidas, fortaleciendo su espíritu de superación y resiliencia.
Además de disfrutar de la cascada, los jóvenes de Yo Doy el Primer Paso tuvieron la oportunidad de conectarse entre ellos. Compartieron risas, historias y reflexiones en un ambiente de compañerismo y apoyo mutuo. La energía positiva y la alegría fueron contagiosas, creando un ambiente en el que todos se sentían animados y valorados.
A medida que el día llegaba a su fin, los jóvenes regresaron a casa con el corazón lleno de gratitud y satisfacción. La experiencia en “La Chorrera” fue mucho más que una simple excursión; fue un momento de crecimiento personal, de conexión con la naturaleza y de superación de obstáculos.
Los jóvenes demostraron una vez más el poder transformador de los viajes y la importancia de rodearse de personas que comparten la misma pasión por la vida y la aventura. A través de esta experiencia, los jóvenes aprendieron a valorar la belleza de su entorno, a superar miedos y a enfrentar desafíos con determinación. La cascada de “La Chorrera”, con su esplendor natural, se convirtió en el escenario perfecto para que estos jóvenes conectaran con su ser interior, se inspiraran mutuamente y encontraran la fuerza necesaria para enfrentar los obstáculos cotidianos. Fue un recordatorio de que la naturaleza nos brinda infinitas lecciones y oportunidades para crecer y transformarnos.
#ViajerosClubydp continúa su camino, explorando nuevos destinos y compartiendo experiencias enriquecedoras. Invita a todos los jóvenes a unirse a esta comunidad, a atreverse a dar el primer paso hacia nuevas aventuras y a descubrir la magia que se encuentra tanto en la naturaleza como en las conexiones humanas.
El pasado sábado 24 de junio/23 quedará marcado en la memoria de los jóvenes de Yo Doy el Primer Paso como un día en el que conectaron con otros, con la naturaleza, vibraron de alegría y se retaron a superar los obstáculos cotidianos de la vida. Una experiencia que dejó huellas imborrables y que nos recordó el poder transformador que yace dentro de nosotros cuando nos atrevemos a dar el primer paso.
